La prosperidad

Money

Al vivir en un mundo tan materialista, me imagino que lo primero que viene a tu mente, cuando piensas en prosperidad, es el dinero. Lamentablemente estás en lo correcto, bajo los estándares del ser humano la prosperidad es “el desarrollo favorable, especialmente en el aspecto económico y social”. Por lo que muchos estamos acondicionados a pensar que la verdadera prosperidad es la estabilidad económica y que mientras más dinero tengas, más prospero eres. Vivimos en un mundo donde nuestro valor está directamente relacionado con cuánto dinero tenemos o qué tipo de trabajo tenemos. De manera que, para nosotros nada es suficiente y nos vemos acumulando más y más dinero o vienes materiales. Hoy día, cuando conoces a alguien lo primero que te pregunta es si trabajas y cuál es tu trabajo y dependiendo de tu respuesta, es la actitud de esa persona contigo. En otras palabras, mientras más “próspero” eres, más valor tienes en la sociedad.

En cambio, la verdadera prosperidad no está directamente ligada con la economía como muchas personas piensan, sino con las bendiciones que recibimos de parte de Dios. Por tal razón es que muchas personas, a pesar de que tienen mucho dinero, se sienten vacíos y deprimidos. Estos pensamientos y sentimientos destructivos son las consecuencias de nuestra ignorancia, codicia y orgullo.

La prosperidad que Dios nos ofrece y que quiere en tu vida es en todos los aspectos: emocional, intelectual, económico, espiritual, físico y social. En este caso, la verdadera prosperidad  significa tener todo lo esencial como ser humano para sobrevivir y cumplir con nuestro propósito. Dios quiere que te sientas conforme y bendecido, que te sientas en plenitud. Él quiere que estés gozoso y libre de preocupaciones aunque no tengas mucho dinero o no tengas el “mejor trabajo” bajo los estándares de la sociedad. No obstante, para ser prósperos y tener plenitud, hay que orar y confiar en el Señor. “El hombre arrogante suscita rencillas, mas el que confía en el SEÑOR prosperará” (Proverbios 28:25). Dios quiere que tengas una vida plena y próspera. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:8).

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